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TIEMPO DE INUTILIDAD

Negro. Negro y vacío.

Un vacío que Anuska no había visto nunca en su vida. Un vacío intenso como la tinta de un calamar. Desconcertante e inesperado.

Ella en realidad no había gozado nunca de buena salud. Tenía una enfermedad degenerativa de sus tejidos, que le provocaba desgarros musculares continuos, además de un dolor y una pena sin fin. No había curación posible. Le habían dado un nombre, el Síndrome de Algo, y así se habían quedado tranquilos; la enfermedad estaba bien etiquetada e indexada, y se podía encontrar usando cualquier motor de búsqueda. Lo cual no disminuía su dolor ni su sufrimiento.

Durante los últimos veinte años Anuska se había movido lo mínimo imprescindible. Hasta que por fin le llegó una oferta muy interesante por parte de un instituto de investigación. Experimentación virtual. Abandonar su cuerpo maltrecho y adentrarse en las vísceras de un nuevo superordenador. El trabajo más adecuado para ella, quien durante todos estos años había estado desarrollando la faceta informática de su personalidad. Atrapó la oportunidad, no podía dejársela escapar.

La oportunidad de dejar que su cuerpo se pudriera.

Firmó sin pensarlo dos veces.

Lógicamente fue necesario respetar los tiempos y los pasos preceptivos. Aclimatación, lo llamaban. Anuska no creía fuera necesario, pero obedeció. Si eran las normas, había que respetarlas. Y ella siempre había respetado las normas.

No necesitaba tampoco mucho entrenamiento. Sabía más que muchos ingenieros, básicamente porque durante toda su vida había tenido tiempo suficiente para… todo. Mucho más tiempo que esos ingenieros, tan ocupados con sus vidas privadas, sus relaciones sociales, deporte… todas cosas que a Anuska habían sido negadas por la vida misma.

Pasó un par de semanas en las instalaciones. Semanas aburridas, ya que nadie la visitaba, pero estaba acostumbrada a ello. Nunca veía a nadie que no fueran sus enfermeras y sus cuidadores.

Cuando  fue el momento, la llevaron a la sala de escaneado. Una sala que le recordaba la serie de dibujos Código Lyoko que veía de pequeña, antes de que le diagnosticaran el síndrome ese. Una vez escaneada, se vio proyectada en un mundo virtual. Como en la misma serie. Pero sin malos que quieren matarte.

Por su sorpresa, vio que no estaba sola allí. Había muchas más personas; bueno, muchos más avatares. Se acercó a uno de ellos. Entabló conversación. No estaba acostumbrada a ello, pero se acostumbraría. Le habían dicho que podía quedarse allí esperando más instrucciones.

***

En la sala de escaneado, alguien dijo con frialdad: —Anuska ya ha sido escaneada. Podemos deshacernos del cuerpo.—

Y alguien más contestó con la misma frialdad: —Otro ser inútil e improductivo removido de nuestra sociedad. Algún día tendremos que apagar el ordenador central y deshacernos definitivamente de todos esos parásitos.—

Y Dios, que les estaba mirando como siempre, sentía cómo un escalofrío de preocupación recorría sus entrañas.

O lo que fuera.

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